martes, 12 de febrero de 2008

Éxito Mediático


Harán ya unas semanas cuando considerada como un desacierto por parte del señor presidente Álvaro Uribe Vélez el haber inmiscuido al presidente de Venezuela Hugo Chávez Frías como mediador del acuerdo humanitario, esto por diferentes razones: 1. la posibilidad de ampliar y fortalecer un proyecto político que va en completa contravía al de la institución y poder colombiano, 2. el tinte sensacionalista y publicitario que se le dio a un problema de tanta delicadeza como la situación humanitaria de los secuestrados, 3. el dar rienda suelta a un tire y afloje grotesco y anti-diplomático protagonizado por las declaraciones presidenciales. Hoy en día me encuentro completamente anonadado por el giro de opinión logrado a raíz de todo este proceso, a tal punto de considerar dicho involucramiento como una medida fríamente calculada, meditada y ejecutada en función de la homogeneización de conceptos y de criterios. El señor presidente Uribe logro obtener resultados que, creo yo, eran inimaginables incluso para su asesor presidencial y amigo José Obdulio Gaviria. Todo este manejo mediático logro convertir el conflicto colombiano en un asunto pasional, es decir, rebajo la complejidad histórica y cruda de una confrontación plagada de tierra, sangre, traiciones y lágrimas a un actuar pasional y satánico por parte de un grupo “terrorista” cuya “única” intensión es sembrar el terror. Esto es tan grave como triste. El actuar político de las FARC y el discurso populista del señor Hugo Chávez han fortalecido y potenciado a un nivel escandaloso la simplificación del problema colombiano, evidentemente estos son los grandes perdedores de la justa, y perdedores bien merecidos, al señor presidente de Venezuela le costo la imprudencia de tratar este asunto de una manera tan olímpica y a las FARC se les saco cuenta de cobro por sus atrocidades, injusticias e inhumanismos. Pero dentro de el grupo de perdedores encontramos tres justos por pecadores, la senadora Piedad Córdoba, quien ingenuamente cayo inmiscuida en un turbulento “complot” que no podía llegar a sospechar y hoy es quizás el personaje menos querido, después de Hugo Chávez, en Colombia; la opinión pública que sencillamente respondió cual cordero adiestrado ratificando el éxito rotundo de la milicia mediática institucionalista y la paz quien aporreada sencillamente tendrá que seguir soportando los embates de una seguridad democrática fortalecida y bien financiada. Por aquí en Colombia, la paz es lo que menos se añora.

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